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Hoy en día el inicio de la etapa preescolar es cada vez más temprano debido a que ambos padres están vinculados a la fuerza laboral y deben buscar profesionales para que se encarguen del cuidado de sus hijos. Es una etapa compleja pues implica una serie de separaciones de padres e hijos y el concurso de terceros que exige toda nuestra atención y cuidado. Uno de los puntos sensibles en la adquisición de esta etapa de independencia es la nutrición.
En la nutrición debemos considerar unos puntos claves que implican los nutrientes, es decir, la distribución calórica y los grupos de alimentos; en segundo lugar la preparación de los mismos que garantice la higiene y evite la aparición de enfermedades relacionadas con la contaminación de los alimentos.
No se precisa ser un especialista en nutrición para definir la distribución calórica y en los grupos de alimentos, la tabla 1 nos puede orientar al respecto. En cuanto a la preparación de los alimentos debemos lavarnos bien las manos al iniciar la preparación de estos, segundo lavar frutas y verduras, no utilizar los mismos utensilios de cocina para cortar frutas y verduras que aquellos que se usan para las carnes. Revisar las fechas de caducidad de alimentos empacados, preparar los alimentos al momento de consumir o el mismo día y si no es del caso refrigerar. Se deben cocinar bien productos como huevos y pollo, aunque no son recomendables para el consumo en lochenras. Es de suma importancia lavar de manera exhaustiva los recipientes donde se van a transportar los alimentos, antes de empacar e inmediatamente regresan a casa.
El inicio de la etapa educativa de nuestros hijos por fuera de casa no es precisamente el momento para introducir nuevos productos, pues no podremos evaluar su aceptación ni tampoco insistir en su ingesta. Los productos que lleven los niños en su lonchera deben ser fáciles de consumir, es decir, que ellos los puedan manipular, que no se tengan que pelar ni tampoco calentar y que además sean agradables a la vista.
Para tener en cuenta, la jornada escolar normalmente no va a ser mayor de 5 horas, así que no tenemos que empacarles un mercado completo como si fueran a sufrir de inanición; se debe tener en cuenta la capacidad gástrica de los niños y para esta edad es de unos 500 ml comparado con un adulto que es de unos 2500 ml en promedio. En este sentido todo niño que va para una jornada académica o lúdica para este grupo de edad y para cualquier edad debe consumir su tiempo de comida principal antes del inicio de la jornada, pues garantiza una disposición adecuada para el aprendizaje. Entonces de acuerdo a la jornada en que se encuentre hay que proveer antes de salir de casa el desayuno o el almuerzo. Ya si el menor no come durante su estancia en el preescolar no sería una situación grave.
Debemos ser conscientes que al inicio se verá alterado el apetito debido a los cambios que se están presentando, así que no será motivo de preocupación sólo sí esto permanece en el tiempo. No hay un tiempo definido en la adaptación, así que cada caso se debe individualizar y valorar con los educadores.
La lonchera para términos prácticos, deben incluir una fruta troceada, una bebida natural como jugo a yogurt o puede incluir agua, sanduche de jamón y queso o wrap pequeños, otra opción son los quesos tipo pera y snacks de paquete como galletas o productos horneados. Eventualmente se pueden incluir paquetes como papas o chicharrones. Se deben evitar productos que puedan producir ahogamiento como trozos pequeños de frutos secos o semillas de algunas frutas, lo mismo que dulces de consistencia dura. Una vez a la semana la lonchera puede llevar alguna sorpresa especial de los padres como su dulce preferido.
Tabla 1
Artículo elaborado por:
Sandro Gómez Maquet
Médico Nutriólogo
Clínica el Rosario. Para revista Medik
Actualizado 3/06/2020
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