Cuando se habla de las enfermedades del adulto mayor que afectan el cerebro, debemos tener presente que luego de los 50 años de edad, en nuestro organismo se activa un programa de muerte de células, el cual conocemos como envejecimiento.
La memoria: los problemas de memoria son una realidad en la vejez y debemos ser comprensivos con los ancianos. Muchas familias creen que es un “marrullero” porque se acuerda de “lo que le conviene”. La memoria se va perdiendo desde lo más nuevo hacia atrás, por esto se olvida donde se dejaron las llaves, o las cuentas, o razones que deben darse.
Sin embargo, también la pérdida de memoria puede ser la manifestación de una demencia, donde envejecimiento y demencia son dos situaciones diferentes. La demencia puede ser debida a alteraciones en la circulación cerebral que genera pequeños infartos cerebrales, en su mayoría son silenciosos y se encuentran cuando se hace un estudio de resonancia magnética cerebral o una tomografía cerebral; las principales causas de esto son un mal control de la hipertensión arterial y la diabetes, por ello se debe hacer ejercicio, que es lo único que ha mostrado que expande el cerebro y lo fortalece, además un cumplimiento con la dieta y los medicamentos prescritos. Hay otros tipos de demencia que pueden ser de origen familiar o debido a cambios en la configuración de nuestro programa genético, como ocurre en la enfermedad de Alzheimer.
La tembladera: con el proceso de envejecimiento también hay una alteración en las neuronas, que se encargan de nuestro movimiento, por ello empiezan los temblores, la torpeza, se caen las cosas, se chorrea la comida, etc. También se pueden presentar problemas debidos a alteraciones en la función de la hormona del tiroides o por infartos cerebrales.
Qué pasa con mi equilibrio: el cerebelo y los oídos se encargan de nuestro balanceo y equilibrio. Con la edad se va perdiendo tejido del cerebelo, que está en la parte de atrás de nuestra cabeza y encima del cuello, esto puede verse agravado si se presentan infartos cerebrales o si hay una mala nutrición, al no consumir carnes rojas (res, ternera, cerdo) que son la principal fuente de vitamina B12, también la encontramos en los langostinos; esta vitamina se requiere para formación y funcionamiento del cerebro y la memoria. Los oídos también sufren un proceso de calcificación, llamado otoesclerosis, que generan dificultad en la audición y el equilibrio.
Qué son los derrames y los infartos cerebrales: ambos son problemas de la circulación cerebral. Los derrames se presentan cuando un vaso cerebral se rompe por una hipertensión arterial mal controlada, en la cual se sube mucho la presión. También la ruptura de un aneurisma cerebral puede ocasionar un derrame. El aneurisma se presenta más en fumadores, en mujeres con uso de anticonceptivos orales y en pacientes con historia familiar de aneurismas cerebrales.
Las caídas pueden ocasionar también derrames cerebrales que se conocen como hematomas subdurales, muy comunes en pacientes ancianos que se han caído y luego de unas semanas tienen alteraciones para caminar y cambios en su comportamiento.
Los infartos cerebrales son la mayoría de los problemas de la circulación cerebral y se deben a que un vaso cerebral se tapa, por problemas de hipertensión arterial, diabetes, colesterol elevado, o un coágulo que se desprende desde el corazón o las arterias que llevan la sangre al cerebro.
Artículo elaborado por:
Dr. Jorge Ignacio Celis Mejía
Médico Neurólogo